Es una intervención quirúrgica destinada a aumentar el tamaño del pecho de la mujer. Puede realizarse simultáneamente a otros procedimientos, como elevación (Mastopexia), corregir asimetrías, corregir malformaciones (mamas Tuberosas) o remodelar la mama estrechando el canal intermamario mediante lipofilling.
Todas las mujeres mayores de edad que quieran aumentar el tamaño o la forma de su pecho, que presenten un buen estado de salud y que sean conscientes de que unas prótesis mamarias requieren revisiones periódicas de por vida.
La forma más habitual es mediante la introducción de unos implantes mamarios de gel cohesivo de silicona. Este tipo de prótesis son las más empleadas mundialmente por su seguridad y durabilidad. Sin embargo, también se emplean las prótesis rellenas de suero fisiológico o las que presentan una cubierta de poliuretano.
Los implantes más habituales son los conocidos como redondos (forma semiesférica) o los anatómicos (de forma estable o de lágrima). Existen un tercer tipo conocidos como ergonómicos, que son parecidos a los redondos, pero cuyo gel tiene unas propiedades diferenciadas. El cirujano le indicará el más apropiado en su caso, que dependerá de la morfología de sus mamas. El tamaño se elegirá según los deseos de la paciente y de las dimensiones anatómicas de la misma (elasticidad de la piel de la mama, diámetros de la caja torácica, etc).
Una intervención como esta ha de realizarse en un quirófano homologado, con la presencia de un equipo de anestesista, cirujanos titulados y personal de enfermería. Habitualmente se realiza bajo anestesia general, si bien ocasionalmente se puede hacer bajo sedación intravenosa.
Cuando es un aumento mamario simple, sin procedimientos complementarios, se realiza en unos 90 minutos. Se puede prolongar en aquellos casos en los que se indican otros tratamientos, como mastopexia o corrección de mamas tuberosas.
Hay que diferenciar entre el postoperatorio inmediato, el medio y el largo plazo. En el inmediato, el dolor y el uso de analgésicos se extiende por término medio a 3-4 días después de la intervención. A partir del quinto día, la mayoría de las pacientes vuelven a su vida social y laboral.
Es imprescindible que la paciente lleve de forma permanente un sujetador de tipo deportivo durante al menos tres semanas. La importancia de ello se debe a mantener una posición estable de los implantes y evitar su desplazamiento.
Los implantes se pueden introducir por vía axilar, periareolar o por el surco inframamario, a través de incisiones de 3-4 cms. La elección de una u otra vía viene dada por la anatomía de las mamas. En pacientes con poco pecho y escaso desarrollo del surco inframamario, la vía axilar o la periareolar son apropiadas. Cuando el surco está bien configurado, la via inframamaria es la mejor opción. Las cicatrices rara vez son apreciables transcurrido un tiempo.
Es un engrosamiento y endurecimiento de la cápsula fibrosa que envuelve a la prótesis. No es un rechazo a la prótesis, sino una reacción a un microfilm formado por bacterias en la superficie del implante. Afecta aproximadamente a entre un 1 y un 2% de las pacientes. Puede aparecer en cualquier momento a lo largo de la vida. Se divide en 3 grados. El grado 1, que es el más frecuente, no suele requerir intervención. Grados superiores (2 y 3) requieren una capsulectomía (extirpación de la cápsula) y cambio de prótesis.
Las prótesis actuales de gel cohesivo no precisan cambios periódicos cada 10 años, como ocurría con las de gel no cohesivo. Ello es debido a que, en caso de rotura no percibida, el gel no se desprende si no que se mantiene cohesionado. La rotura espontánea de las prótesis ocurre en aproximadamente el 1% de los casos. Actualmente, la mayoría de las prótesis tienen un seguro de rotura de por vida.
No está contraindicada la lactancia tras un aumento mamario, ya que tanto la glándula como los conductos galactóforos permanecen intactos tras la intervención. Sí que es posible que la forma y el tamaño de la mama cambie tras los embarazos, debido a modificaciones en la glándula y en la piel, pero los implantes no deben sufrir ningún desperfecto.
La actividad deportiva como bicicleta estática o ejercicios de miembros inferiores se puede reanudar a las 2-3 semanas de la intervención. Ejercicios más intensos, como correr, padel y levantamiento de peso se han de postergar a las 5-6 semanas del postoperatorio.
Los drenajes linfáticos pueden ser beneficiosos para desinflamar la zona intervenida. No es así con los masajes que desplazan las prótesis en el postoperatorio. Estos desplazamientos pueden hacer rotar las prótesis anatómicas, además de las molestias que ocasionan. Tampoco está demostrado que reduzcan la aparición de contractura capsular, por lo que no presentan ninguna ventaja.
No se ha demostrado ninguna repercusión sobre la salud en ningún aspecto. La silicona es un material conocido como inerte, por lo que no puede dar lugar a alergias o rechazo. Las potenciales complicaciones que pudieran aparecer no son debidas a la composición de las prótesis.
Es posible realizar alguna mejor simultáneamente en el momento de la intervención como reducir el tamaño de las areolas o de los pezones. También puede emplearse la técnica del Lipofilling para remodelar la mama y estrechar el canal intermamario. En los casos de Ptosis o caída del pecho, se puede hacer una Mastopexia Vertical o Periareolar. En las mamas tuberosas se emplean técnicas específicas para corregirlas.
Una vez finalizado el postoperatorio es conveniente que la paciente se realice revisiones anuales, tanto para conocer el estado de los implantes como, sobre todo, revisar la glándula mamaria como diagnóstico precoz. Estas revisiones puede hacerlas el ginecólogo y ocasionalmente el cirujano plástico.